La primera línea del Metro de Santo Domingo está en estado crítico, en un coma. El deterioro es visible, la insalubridad y el óxido en varias de sus estaciones dan la impresión de que los US$699 millones invertidos en su construcción se echan a perder ante la mirada de todos.
Lejos de mostrar un desgaste natural por el paso del tiempo, el deterioro responde a la falta de mantenimiento y cuidado de estos espacios. Las estaciones en superficie, como Gregorio Luperón, Gregorio Urbano Gilbert Suero y Mamá Tingó, son las más afectadas, y su estado se refleja directamente en la salubridad.
Una inspección reciente reveló la acumulación de excremento de palomas en techos, pasamanos, escaleras y paredes, así como orificios en escaleras mecánicas invadidos por basura, generando mal olor y un aura de abandono. Desde los andenes, las vigas metálicas presentan óxido avanzado y desprendimientos de material, lo que genera preocupación por la seguridad estructural.
Rafael Antonio Santos Pérez, director de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), mencionó que el mantenimiento operativo del Metro requiere RD$223 millones mensuales, superando los RD$2,600 millones anuales, pero estas inversiones no se reflejan en las condiciones de varias estaciones.
Las condiciones de las estaciones Joaquín Balaguer, Los Taínos y Francisco Alberto Caamaño siguen deteriorándose con filtraciones y acumulación de desechos. Usuarios frecuentes han expresado su preocupación y resignación ante el mal estado de estas instalaciones.
Las estaciones subterráneas también presentan problemas; en Los Taínos, por ejemplo, los murales están cubiertos de polvo y el ascensor está fuera de servicio. Además, en Pedro Livio Cedeño hay escalones rotos y filtraciones.Pese a que algunas estaciones de la Línea 2 mantienen mejores condiciones, se han reportado problemas aislados, lo que demuestra que el mantenimiento sigue siendo insuficiente.
