Ver a menores en motonetas eléctricas se ha vuelto una estampa común y muy preocupante en el centro de Santiago. Lo que empezó como una novedad, ahora es un verdadero dolor de cabeza por el desorden y el peligro que generan.
Estos jóvenes, muchos de ellos casi niños, andan a toda velocidad por las calles sin ningún tipo de control. Se les ve comiéndose los semáforos en rojo, transitando en vía contraria y haciendo piruetas que ponen los pelos de punta.
El problema es que estos vehículos no requieren licencia ni matrícula, lo que ha creado un vacío legal. Esto permite que los menores circulen con total impunidad, poniendo en riesgo sus vidas y las de los peatones y otros conductores.
Muchos ciudadanos se quejan de la falta de supervisión de los padres, quienes compran estas motonetas sin pensar en las consecuencias. Es una situación que evidencia una clara falta de conciencia y responsabilidad familiar y ciudadana.
El llamado es directo a las autoridades de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett). La gente pide a gritos que se regule el uso de estos vehículos, especialmente cuando los que los manejan son menores de edad.
Mientras no se tomen medidas serias, el centro de Santiago seguirá siendo el escenario de este caos sobre dos ruedas. Es una bomba de tiempo que, si no se desarma, podría terminar en una tragedia en cualquier momento.