A muy pocos días del primer timbre, la venta de libros de texto escolares está sorprendentemente floja. Las librerías, que para esta fecha deberían estar a reventar, lucen con pocos clientes, una situación que preocupa al sector.
Los dueños de librerías y papelerías no se lo explican. En años anteriores, las semanas previas al inicio de clases eran una locura de padres buscando forrar y comprar los útiles, pero este año el panorama es muy diferente.
Una de las posibles causas es el alto costo de la vida. Muchas familias están estirando el presupuesto al máximo y, al parecer, están dejando la compra de los libros para el último momento, esperando juntar el dinero necesario.
Otra razón podría ser la incertidumbre que a veces reina con las listas de útiles. Algunos padres prefieren esperar a que los niños entren a la escuela para confirmar con los profesores cuáles son los libros que realmente van a necesitar.
Sea cual sea la causa, la realidad es que el movimiento en el negocio de los libros es muy bajo. Los estantes están llenos de textos esperando por estudiantes que, por ahora, no llegan a buscarlos con la prisa de costumbre.
Esta situación mantiene en vilo a los libreros, que hicieron una gran inversión para tener todo a tiempo. Esperan que, como buenos dominicanos, los padres dejen todo para última hora y el fin de semana sea una verdadera locura de compras.