A la hora de ir a la universidad, los jóvenes de ahora lo tienen claro: buscan carreras con más demanda laboral. Se acabó el romanticismo; la nueva generación prefiere una carrera que le garantice un buen trabajo al graduarse.
El pragmatismo está ganando la partida. Los estudiantes investigan cuáles son las áreas mejor pagadas y con más futuro antes de llenar la solicitud de admisión, dejando en un segundo plano las carreras más tradicionales.
Áreas como la tecnología, la ingeniería, la administración de empresas y la mercadotecnia están en la cima de las preferencias. Los jóvenes saben que el mundo digital y de los negocios ofrece las oportunidades más seguras y lucrativas.
Por otro lado, carreras que antes eran muy populares, como las de humanidades, filosofía o incluso educación, están viendo una baja en su matrícula. El temor a no conseguir empleo en estas áreas es el principal factor.
Esta tendencia refleja un cambio en la mentalidad del estudiante universitario. Ya no solo buscan una pasión, sino una inversión de tiempo y dinero que les asegure un futuro estable y próspero en el competitivo mercado actual.
Las universidades también están tomando nota de este cambio. Muchas están adaptando sus ofertas académicas para alinearlas con las necesidades de las empresas y las nuevas profesiones que demanda el mundo.
