Hoy se cumplen 46 años del paso del huracán David, y las memorias de aquel día siguen intactas para quienes lo vivieron. Tres sobrevivientes nos cuentan cómo fue enfrentar a un ciclón que partió la historia del país en dos.
Para muchos, el recuerdo más nítido es el sonido. "Una bulla que no se callaba, como un tren de carga metido en la casa", narra uno de los testigos, describiendo el rugido del viento que parecía no tener fin.
El miedo era la emoción dominante mientras el ciclón categoría 5 arrasaba con todo. Las casas de madera y zinc se desintegraban en el aire y la gente se aferraba a la vida en medio de la oscuridad y la furia de la naturaleza.
Pero en medio del caos, también surgieron historias de increíble resiliencia y solidaridad. Los vecinos se ayudaban entre sí, compartiendo el poco refugio que tenían y dándose ánimo para aguantar hasta que pasara lo peor.
El amanecer después de David reveló un panorama desolador que marcó a toda una generación. El país estaba devastado, pero de los escombros nació un espíritu de reconstrucción y superación que aún se recuerda.
A 46 años, las cicatrices han sanado, pero la lección del huracán David perdura. Sus historias nos recuerdan la fragilidad humana ante la naturaleza, pero también nuestra inmensa capacidad para volver a levantarnos.