El presidente francés, Emmanuel Macron, ha subido el tono y pide nuevas sanciones a Rusia si la vía diplomática no funciona. Su mensaje es un claro ultimátum en medio de los intentos por encontrar una salida al conflicto.
Macron insiste en que la prioridad ahora mismo es agotar todas las opciones de diálogo para lograr la paz. Sin embargo, también advierte que la paciencia tiene un límite y que habrá consecuencias si Moscú no cede.
La postura de Francia es un reflejo de la estrategia europea: mantener la puerta de la negociación abierta, pero con el garrote listo. Las sanciones económicas serían la principal herramienta de presión si las conversaciones fracasan.
Esta advertencia llega en un momento de alta tensión, con movimientos de tropas y una retórica cada vez más dura. Macron busca posicionarse como un mediador clave, pero dejando claro que hay una línea roja que no se puede cruzar.
Las posibles nuevas sanciones buscarían golpear sectores estratégicos de la economía rusa. El objetivo es aumentar la presión sobre el Kremlin para que reconsidere sus acciones y vuelva a la mesa de negociación de forma seria.
El mundo observa atentamente cada movimiento en este tablero de ajedrez geopolítico. La declaración de Macron añade un nuevo elemento de presión y deja claro que las próximas semanas serán decisivas.
