Pandillas son dueñas del centro de Haití y controlan el 90 % de Puerto Príncipe, según un informe de la ONU que alerta sobre el colapso estatal. El documento sostiene que solo el 10 % queda bajo control del gobierno, mientras los grupos armados establecen estructuras paralelas de gobernanza.
Las pandillas han bloqueado carreteras, puertos y desplazado al Estado de las funciones básicas en la capital. Desde 2020 estallan violentas guerras territoriales entre las federaciones G9 y G‑Pep, que compiten por el control de barrios clave.
Líderes como Jimmy “Barbecue” Chérizier operan con inmunidad de facto, y las pandillas cobran extorsiones y regulan el comercio local. La situación ha llevado a cierres de escuelas, interrupciones en la distribución de agua y alimentos, y cientos de miles de desplazados internos.
La comunidad internacional ha pedido misiones de seguridad bajo mandato de la ONU, pero la implementación aún enfrenta obstáculos diplomáticos. Estados Unidos y Kenia valoran ofrecer apoyo, aunque persiste la oposición en el Consejo de Seguridad de la ONU por parte de China y Rusia.
Expertos alertan que sin intervención urgente, Haití podría quedar irreversiblemente dividido, con regiones enteras bajo dominio criminal.